martes, 7 de junio de 2022

Si esto es un hombre. Primo Levi


Algunas obras, sean libros o películas, son descritas como necesarias; el tópico suele usarse para los discursos que poseen lo que llamamos compromiso social, implicando a veces una conclusión predecible. En calidad de frase hecha, puede ser utilizada sin pensar; en realidad, si lo concebimos como oposición a contingente, no existe ninguna obra necesaria, si me permiten la perogrullada. Por supuesto, no hace falta interpretarlo de este modo, pero, atendiendo al significado exacto del término, así como no hay obras artísticas necesarias, sino valiosas o carentes de valor, tampoco hay hechos históricos necesarios. Se preguntarán adónde quiero llegar con esto.

Mucho se trató sobre lo que debía decirse o hacerse después de Auschwitz, que con el tiempo conllevó ciertas posturas acomodaticias. ¿Era necesario sacralizar el genocidio judío llamándolo Holocausto? ¿Era necesario impulsar de aquella forma el Estado de Israel? ¿Había que mantener el complejo de Auschwitz a modo de museo para la memoria histórica? No pretendo valorar aquí estas u otras opciones de desigual interés; hoy podemos aprobarlas o rechazarlas, pero creo conveniente recordar que ninguna de ellas era una respuesta obligatoria; la propia guerra pudo haber terminado con un resultado distinto, lo que nos lleva a imaginar posibles contrafácticos.

El Lager alemán fue, a juicio de Primo Levi, una ‘gigantesca experiencia biológica y social’. Tuvo la desgracia de vivirlo y la fortuna de sobrevivirlo, aunque su probable suicidio nos habla de un profundo trauma. Los campos nazis han sido un terreno abonado, desde anécdotas sensacionalistas hasta relatos conmovedores, algunos de claro interés; pero no todos los testimonios poseen el mismo valor: por su particular análisis y objetividad, el trabajo de Levi nunca ha dejado de publicarse.

Había sido un joven químico convertido en partisano que, una vez capturado por el enemigo, pensó que era más prudente identificarse como judío italiano antes que como preso político del fascismo; pronto vio que aquella decisión fue un grave error, pues, bajo la ordenada apariencia del mundo teutónico, el sistema carcelario nazi escapaba a toda lógica conocida. Levi fue enlatado en uno de aquellos trenes de ganado que lo trasladaron durante días, sin alimento ni agua, a un desconocido punto en el mapa polaco llamado Auschwitz, que conformaba un campo de concentración, otro de exterminio, y un tercero de trabajo esclavo, Monowitz, cuya enorme fábrica de caucho, la Buna, suponía el epítome de la industria de exterminio nazi; la media de vida allí era de tres meses, así que el sistema funcionaba produciendo dinero a la par que reciclaba continuamente fuerza de trabajo mantenida en condiciones infrahumanas.

'Decimos 'hambre', decimos 'cansancio', 'miedo' y 'dolor', decimos 'invierno', y son otras cosas. Son palabras libres, creadas y empleadas por hombres libres que vivían, gozando y sufriendo, en sus casas. Si el Lager hubiese durado más, un nuevo lenguaje áspero habría nacido; y se siente necesidad de él para explicar lo que es trabajar todo el día al viento, bajo cero, no llevando encima más que la camisa, los calzoncillos, la chaqueta y unos calzones de tela...'


La Buna, complejo industrial de Auschwitz III, Monowitz.


Cuando, un año después de ser internado en Monowitz, los soviéticos tomaron lo que quedaba del campo, Levi era uno de los pocos supervivientes. ¿Mérito, fuerza de voluntad…? Como él contaría muchas veces, fue simple cuestión de suerte. Infinidad de contingencias, tales como dejarte robar o sufrir una infección en un pie (‘la muerte empieza en los zapatos’) terminaba diferenciando lo que el autor llama ‘los hundidos y los salvados’. Algunos, eso sí, lo consiguieron empleando todos los medios a su alcance, incluso los más viles, pues...

‘...el sobrevivir sin haber renunciado a nada del mundo moral propio, a no ser debido a poderosas y directas intervenciones de la fortuna, no ha sido concedido más a poquísimos individuos superiores, de la madera de los mártires y de los santos’. 

El sistema carcelario nazi estaba alejado de algunas representaciones actuales que lo suavizan y lo vuelven más digerible; los SS no tenían contacto con los häftling; los alemanes apenas tenían contacto con gitanos, judíos y otras etnias que consideraban inferiores; la jerarquía era férrea y motivaba que los peores, entre los prisioneros, terminaran convertidos en kapos; los más fuertes eran mejor tratados y los débiles eran pasto de otros presos, del agotamiento, las palizas y el hambre: la más cruda selección natural. 

'[Los prominentes judíos] Son el típico producto de la estructura del Lager alemán: ofrézcase a algunos individuos en estado de esclavitud una posición privilegiada, cierta comodidad y una buena probabilidad de sobrevivir (...) Sucederá además que su capacidad de odiar, que se mantendrá viva en dirección a sus opresores, se volverá, irracionalmente, contra los oprimidos, y él se sentirá satisfecho cuando haya descargado en sus subordinados la ofensa recibida de los de arriba. Me doy cuenta de que todo esto está lejos del cuadro que suele imaginarse de los oprimidos que se unen'.

Hemos dicho que, además de escritor, Primo Levi era químico, y esta vocación influyó en su pensamiento, abiertamente científico. ‘Si esto es un hombre’ se organiza respetando el orden vivencial, pero respondiendo sus capítulos a distintas temáticas; es meritorio el enfoque adoptado, que pretende ser objetivo, asumiendo la responsabilidad del narrador testigo que se toma en serio su misión. Conviene aclarar que la dicha objetividad se ciñe a no incluir ningún dato no conocido de primera mano; a partir de esa premisa, no se limita a anotar simples hechos observados, sino que los interpreta. A la valiosa reflexión de Primo Levi hay que sumarle una capacidad expresiva a la altura del proyecto, con un estilo claro pero esforzado, en ocasiones lacónico, que opta por evitar el sentimentalismo, siendo una obra que busca dirigirse al cerebro antes que al corazón. 

Primo Levi dedicó su vida a intentar evitar que aquello volviera a repetirse, confiando para ello en la razón ilustrada. Contra viento y marea, criticó el oscurantismo y la mitología, tanto las que sostuvo el nazismo como las que prefiguraban algunas interpretaciones religiosas acerca de lo que se bautizó como Holocausto, término que rechazó de pleno.

'Hay que desconfiar, pues, de quien trata de convencernos con argumentos distintos de la razón, es decir de los jefes carismáticos: hemos de ser cautos en delegar en otros nuestro juicio y nuestra voluntad. Puesto que es difícil distinguir los profetas verdaderos de los falsos, es mejor sospechar de todo profeta; es mejor renunciar a la verdad revelada, por mucho que exalten su simplicidad y esplendor, aunque las hallemos cómodas porque se adquieren gratis'.

Decíamos que no hay obras necesarias, y solo en ese acotado sentido, ‘Si esto es un hombre’, de Primo Levi, tampoco lo fue: su autor pudo haber muerto en el Lager y jamás haberlo escrito; pudo también haber asumido un discurso distinto, más necesario, plegándose a lo que otros esperaban de él; pero Levi rechazó el camino fácil y se esforzó por explicar su testimonio a varias generaciones, resultando una lectura de sumo valor para la memoria, no ya de un pueblo concreto, sino de la historia universal. Una obra incómoda que, ténganlo muy en cuenta, no fue bien recibida, pues agrietaba el relato del pueblo judío y de tantos otros, señalando críticamente el comportamiento de las víctimas en el Lager, en lugar de cobijarse en el cómodo victimismo que marcaba distancia con los verdugos. Y quizá no sea necesario leerlo, pero sí conveniente. Para que estemos atentos a lo que venga, aunque no se vista con la obviedad de la esvástica y el uniforme alemán; porque, lo que venga, lo hará de formas distintas; y porque la creación de mitos no ayudará a evitarlo; que esto sea necesario o no, estará, en parte, en nuestra mano. 


Primo Levi, Si esto es un hombre. Austral, 2020. Traducido por Pilar Gómez Bedate. Obra original publicada en 1958.


'Poco a poco, prevalece el silencio y entonces, desde mi litera que está en el tercer piso, se ve y se oye que el viejo Kuhn reza, en voz alta, con la gorra en la cabeza y oscilando el busto con violencia. Kuhn da gracias a Dios porque no ha sido elegido.

Kuhn es un insensato. ¿No ve, en la litera de al lado, a Beppo el griego que tiene veinte años y pasado mañana irá al gas, y lo sabe, y está acostado y mira fijamente a la bombilla sin decir nada y sin pensar en nada? ¿No sabe Kuhn que la próxima vez será la suya? ¿No comprende Kuhn que hoy ha sucedido una abominación que ninguna oración propiciatoria, ningún perdón, ninguna expiación de los culpables, nada, en fin, que esté en poder del hombre hacer, podrá remediar ya nunca?

Si yo fuese Dios, escupiría al suelo la oración de Kuhn'.

6 comentarios:

  1. No la he leído y no me animo hacerlo, lo siento. Tampoco he visto las 10 horas de Shoah y no me apetece verla en un futuro. Quizás me atreva con la novela gráfica Maus pronto pero poco más.
    Yo me aficioné a leer libros de historia con 10 años y como los de aquella época miramos mucho por la Segunda Guerra Mundial. Todo sabían de aviones, de submarinos, de barcos o de las defensas antiaereas. Yo en cambio me fijaba en las fotos de aquellos libros ilustrados y recuerdo el shock que me produjo las pilas de cadáveres, los cuerpos esqueléticos, la entrada en los vagones y ver como los preparaban en los campos de exterminio. Me generaba extrañeza, confusión y una extrema repulsión. Desde entonces el tema siempre ha revoleteado, como entonces revoloteaba en el ambiente incluso de forma morbosa con ese jueguecito insano con los uniformes de las SS, los látigos y demás parafernalia.
    El Holocausto es una fractura histórica terrible en nuestra conciencia humana y nada de aquello se ha curado incluso desde la mitología que hay alrededor de él.

    Saludos

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    1. Se dice que Hitler dijo a alguno de sus lugartenientes: ''¿Quién recuerda hoy el genocidio armenio?'' Ya sabes que la llamada ''solución final'' pretendía pasar todo lo desapercibido posible. Por fortuna, perdieron y se destapó el tinglado sin que pudieran eliminar las pruebas. Ya solo los hechos implican la mayor gravedad, pero los documentos gráficos contribuyeron a difundir el horror.

      ''Maus'' es un cómic excelente, le dediqué una reseña en mi anterior blog.

      Un saludo.

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  2. Yo suelo decir que quizá no haya nadie imprescindible, pero sí que hay personas insustituibles. Y creo que con los libros pasa igual. No sé si hay lecturas necesarias, pero, como bien dices, sí convenientes. A veces he leído libros con cierto recelo, porque me inspiraban "temor emocional", pero después me he alegrado de haberlos leído, proque me han dado una visión nueva de algún asunto determinado, lo que a su vez ha ampliado mi visión del mundo y de las personas.

    Quizá recuerdes que no hace mucho te decía aquí que este libro me lo regaló un amigo recientemente, y que no me atrevía a leerlo. Pero ahora, después de leer esta entrada tuya, creo que puede ocurrirme lo mismo con este libro: que me dé una visión nueva y más amplia de las cosas, y no sólo las del pasado.

    Saludos.


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    1. Sí lo recordaba, y suscribo lo que dices de las lecturas que consiguen enriquecer nuestra visión del mundo. Si te animas a leer a Levi, ya me contarás, si quieres.

      Ya sabes que en esta entrada he jugado con la palabra ''necesidad'', usándola a veces en el sentido de ''inevitable'' y en otras en el de ''obligado''. No he pretendido oscurecer el mensaje, pero sí ha podido resultar un poco confuso. En cualquier caso, te has referido a ambos sentidos y das en el clavo.

      Un saludo.

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  3. El holocausto me causa una profunda desazón. Yo que creo en la inclinación natural de la gente al bien,  al enfrentarme a este asunto me entran dudas. No me sirve el intentar comprender cómo aquella gente acabó cometiendo esa barbarie. Pero me angustia recrearme en los hechos, aunque no pueden caer en el olvido que los movimientos neonazis están en pleno ascenso (ahí tenemos a los héroes del batallón Azov) La obra de Levi por lo que reseñas parece bastante contenida ante asunto tan espinoso y vivido en primera persona, pero no creo que me acerque a ella. 

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    1. Y tu opción es totalmente respetable, Chafardero.

      Diría que, en relación a las catástrofes y diversos hechos truculentos, son posibles muchos relatos. No por ello todos son igual de válidos, obviamente, pero tenemos, por ejemplo, los que tienden al mito y los que desmitifican; los que buscan la neutralidad en el juicio moral y los que juzgan, etc... El de Levi mantiene un buen equilibrio entre la objetividad de narrar lo observado y el compromiso con el enjuiciamiento moral. No oculta hechos terribles, pero tampoco se recrea en ellos como haría un relato sensacionalista.

      Un saludo.

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