domingo, 26 de noviembre de 2023

Cuentos de crímenes, fantasmas y piratas

Cuando, el 31 de Julio de 1703, un Daniel Defoe de cuarenta años fue sometido al tormento de la picota, previo ingreso en la cárcel de Newgate, el gentío que circundaba estos eventos, generalmente embrutecido, lo premió lanzándole flores en lugar de piedras o excrementos de perro. En aquel entonces, nuestro escritor era querido por sus críticas mordaces a los políticos tories. Es un episodio puntual en la vida del escritor, pero podríamos establecer un paralelismo con su posterior reputación literaria: mientras la élite académica lo despreció en vida, los panfletos y reportajes del creador de Robinson Crusoe fueron devorados por el público, ávido de historias sensacionalistas. Creo que esta es la clave para intentar comprender la importancia de Defoe como uno de los pioneros de la inventiva inglesa moderna.
‘Cuentos de crímenes, fantasmas y piratas’, de la editorial Valdemar, es una selección de algunas de sus mejores historietas publicadas, organizadas en cuatro apartados. Los dos primeros, ‘Historias verdaderas de fantasmas’ y ‘Falsos fantasmas y aventuras divertidas’ recogen diversas leyendas urbanas, no pudiendo el lector actual discriminar a priori qué parte del material toma Defoe de alguna fuente y qué parte inventa al completo; sabemos también que intentó pasar algunas de estas historias como verdaderos reportajes de apariciones paranormales, mientras que con otros la intención satírica - incluso crítica - es más evidente. Viejo zorro como era, nuestro autor tenía tomado el pulso a su público, y los ingleses eran ya muy dados a los cuentos de fantasmas, que posteriormente tendrían cabida en el género gótico. Como precursor de este género, Defoe es libre aún para escribir sin basarse en códigos preexistentes y, por ello, cuentos como ‘El diablo y el relojero’, o ‘La extraña experiencia de dos hermanos’ gozan aún hoy de mucha frescura: el fantasma y el diablo son figuras que utiliza tanto como entidades maléficas reales como producto de la sugestión de una mente atormentada, así que pueden verse como un antecedente seminal de Poe. Merece especial atención ‘La aparición de Mrs. Veal’, su cuento de fantasmas más célebre y también el más interesante, en tanto no fue publicado como historieta, sino como reportaje real de tono serio.

La tercera parte de esta selección, titulada ‘Crímenes’, es la que más me sorprende, pues presenta tres reportes encadenados de una manera innovadora: ‘Los crímenes de John Sheppard’ es una crónica periodística que narra la carrera delictiva del joven Sheppard, ladrón experto en fugas que sembró el terror en varios barrios de Londres, junto a su compadre ‘Piel Azul’; le sigue ‘La historia de John Sheppard contada por él mismo’ (¿basado en el manuscrito auténtico?), un texto en primera persona que nos lleva a empatizar, hasta cierto punto, con estos dos rufianes, al regalarnos la versión de Sheppard… pues va cobrando protagonismo otro personaje que al final se desvela como la auténtica mente criminal en la sombra: Jonathan Wild, que llegó a ser el criminal inglés más famoso del siglo y que acaparará la tercera historia. Junto con ‘La aparición…’, estas tres historias son para mí el plato fuerte del libro: su uso de la perspectiva, así como la crudeza en lo narrado, redimen, en parte, la fama que arrastró Defoe de escritor descuidado, pues su Jonathan Wild está, en mi opinión, a la altura de las mejores páginas de ‘Moll Flanders’. De postre, se añade a este libro uno de los cuentos de la ‘Historia general de los piratas’, publicada también por Valdemar. 



Daniel Defoe, Cuentos de crímenes, fantasmas y piratas. Valdemar, 2017. 271 páginas.

Así rindió, pues, su alma. Así acabó en el patíbulo una vida de villanías incontables. Cuentan que fueron no menos de ciento veinte almas las que le precedieron en la horca… Las de aquellos a los que él mismo había entregado a la justicia, para hacerse valer como un hombre de grandes méritos.

4 comentarios:

  1. Más de uno hubiera querido ver a Sánchez como a Dafoe en la picota estos últimos meses, aunque te aseguro que no hubiera corrido tan buena suerte como él, le hubiera caído de todo al pobre jajaja en eso seguimos siendo tan brutos, incluso bastante más que entonces ; ) Sin duda a los ingleses siempre les han encantado las historias truculentas y exotéricas en la época victoriana se pusieron las botas, desde Kipling a Wilde, pasando por Stoker, Mary Shelley, aquí tuvimos a G. A. Bécquer, que aunque fue famoso sobre todo por sus rimas, también exploró estos parajes, igual que el americano Edgar A Poe, los románticos devolvieron el gusto por todo lo truculento, a mi nunca me gustó el cine de terror, sin embargo en una época sí que leí a muchos de estos autores, incluso recuerdo cuando hace unos 15 años, salió la saga de novelas Crepúsculo, que aunque son una porquería debo confesar que me enganché como una quinceañera, las leía a escondidas porque me daba vergüenza jajaja, hacía como los malos estudiantes, que colocan un comic encima del libro de texto, yo me llevaba a la playa los tochos con una cubierta diferente jaja me pasó como a mi padre, que en una ocasión se enganchó con una telenovela y se compró una Tv pequeñita para verla en la oficina a escondidas jajaja todos tenemos ese punto morboso/ infantil que nos avergüenza reconocer pero está ahí… Jo! siento haberme ido tanto de nuestro amigo Dafoe, creo que a mi tb me vas a poner en la picota jaja auqnue no lo parezca te agradezco mucho estas entradas, gracias a ti conocemos lo que de otra forma dudo mucho que llegáramos a ver, está claro que Dafoe fue un adelantado en muchísimas facetas. Un abrazo!

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    1. Sí que te has ido de nuestro amigo Defoe. Abrimos expediente disciplinario... Pero te perdono, de momento te libras de la picota :P

      A mí también me gusta el romanticismo, y soy un fanático del gótico: un género en su origen muy inglés, sin duda. En la época de Defoe aún es prematuro hablar de esto, porque no había nacido el género, pero es interesante constatar cómo hay ya ingredientes en el imaginario popular, como las anécdotas referidas a fantasmas. Todo esto aún era ajeno a la literatura, en aquel entonces. De hecho, lo único que tenían en cuanto a apariciones fantasmales era el viejo Shakespeare, que estaba casi olvidado pero, dentro de algunos años, volverá a ponerse de moda entre los lectores ingleses; de esto se quejará Goldsmith en los años sesenta del siglo XVIII.

      Gracias por el comentario, María. Un abrazo.

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  2. No sabía que acabará en la picota Defoe. Desde luego, tenía olfato comercial, los sucesos siempre son fuente de morbo y atraen lectores. Y el uso de la perspectiva por aquellos tiempos no era tan usual.

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    1. Mucho antes de dedicarse a la literatura de ficción (aunque ya sabes que él vendía sus obras como testimonios auténticos), y esa experiencia procesal le marcó hasta el punto de mencionarlo en varios de sus libros.

      Lo de ''Los crímenes de John Sheppard'' y demás es una rareza, claro que ayuda mucho la compilación, al reunir estos textos. Una gozada, sí.

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