lunes, 22 de abril de 2024

Manon Lescaut. Abate Prévost

 


Hay quien dice que el Siglo de las luces nació en Francia con la muerte del Rey Sol en 1715. La fecha quizás sea temprana, pero lo que está claro es que aquel año supuso un hito en el mundo intelectual francés: Versalles dejó de ser el centro del universo y los años de regencia del duque de Orleans fomentaron una reacción a la santurronería del final del reinado de Luis XIV; escritores y poetas frecuentaron los nuevos cafés parisinos, se bailó en salones a la moda y se apostó fuerte en largas partidas de cartas. Pero no nos engañemos: a pesar de las fiestas y subterfugios, Francia no tenía las libertades de Inglaterra a la hora de publicar prensa, filosofía o literatura. Las Cartas Persas de Montesquieu, ya comentadas en este blog, tuvieron que ser publicadas anónimamente, como el grueso de la producción que nos legarían los franceses posteriormente. 

Del Abate Prévost (1697 - 1763) podemos decir que fue un escritor de origen burgués, formado, como antaño Descartes, en el prestigioso colegio de La Flèche; que de los jesuitas pasó luego a entrar en la orden benedictina, tras varios pasos por el ejército y que, por una u otra razón, nunca paró quieto, entre persecuciones policiales que le ocasionaron algún encarcelamiento, fugas al extranjero, fugas incluso hacia la religión protestante, y un trajín de decisiones fallidas y contradicciones entre vida y discurso. Podemos imaginar, en resumen, a un clérigo libertino que vivió la disipada época de la Regencia, un personaje seguramente complicado que se debatió entre objetivos contrarios y acabó encontrando la paz en una etapa final reposada. Exactamente como le ocurre al protagonista de la obra que nos ocupa.

'Historia del caballero Des Grieux y de Manon Lescaut' (1731) es la pieza más famosa de Prévost, aunque este fue autor de una obra inmensa que, por desgracia, no está traducida al castellano; tan solo contamos con esta pequeña novela. El caso es más llamativo en cuanto a que 'Manon Lescaut' - que es su abreviación más conocida - ni siquiera fue concebida originalmente como novela independiente, sino como texto incrustado en una obra mayor, la supuestamente autobiográfica 'Memorias y aventuras de un hombre de calidad retirado del mundo'. En 'Historia del caballero...', el narrador nos presenta al joven caballero Des Grieux, personaje fruto de uno de tantos encuentros fortuitos, y transcribe lo que este le cuenta en dos momentos distanciados en el tiempo, que no es otra cosa que su desventurada experiencia debida a la pasión irresistible que siente por la joven Manon, una aventurera surgida del Tercer Estado.

Como lectores, 'Manon Lescaut' siempre es una experiencia interesante, que incita a la relectura. Des Grieux comienza siendo un personaje simpático, y Manon una pobre y atrayente joven. Es fácil leer con los ojos de nuestro tiempo, con todo el poso que dejó el romanticismo en la cultura en general y en la literatura en particular; así parece que ha sido interpretada esta novela en muchas ocasiones: como un conflicto fatal entre unos apasionados amantes y una sociedad represora. Y en este punto, el del mito creado posteriormente en torno a la novela, me atengo a la recomendable introducción que realiza Javier del Prado para la editorial Cátedra. No fue la del mito mi primera lectura de la obra, pues apenas el relato de Des Grieux avanza, comienza a pesar en su contra, y no pude evitar culpar a los dos amantes de sus desventuras: a ella, por manipuladora antojadiza; a él por necio, por dejarse engañar una y otra vez, trabajándose su propia ruina. Lo único que redime al protagonista es que, con la muerte de Manon, la cordura toma el mando de su vida. Años después, una posterior lectura me acercó más a Des Grieux y me llevó a perdonarle todo a Manon, y esto dice mucho del potencial del clásico de Prévost. Pero es necesario repetirlo: esta obra es muy anterior al romanticismo. 

Debemos añadir, además, múltiples planos (religiosos, sociales, psicológicos...) y matices a lo largo del texto, un texto rico por las variadas lecturas que pueden hacerse de él. La pasión de Des Grieux es la de una adicción perniciosa, una dependencia a un objeto de deseo que aleja a la persona de sus principios, su fortuna, sus familiares y sus amigos, llevándolo a la cárcel y a la miseria; privándole, en último término, de su dignidad, que es su condición de caballero. Y, pese a todo, nuestro escritor no se atreve a juzgarlo, casi con total seguridad porque él mismo ha sufrido esos avatares. Prévost termina siendo uno más de aquellos que se apiadan del adicto, a pesar de las posibles mentiras, y le ofrecen dinero para costear su droga en nombre del amor. ¿Acaso puede extrañar que este clásico haya envejecido tan bien?

 
Abate Prévost, Historia del caballero Des Grieux y de Manon Lescaut. Edición de Javier del Prado. Editorial Cátedra. Obra original publicada en 1731.

Aquel plan no habría sido la más loca acción de mi vida si hubiésemos tenido suficiente juicio para ceñirnos constantemente a él. Pero nuestras resoluciones apenas duraron más de un mes. A Manon le apasionaba el placer; a mí, ella. A cada momento se nos presentaban nuevas ocasiones de gasto, y lejos de lamentar las sumas que ella empleaba a veces con profusión, fui yo el primero en procurarle todo aquello que le podría gustar.


10 comentarios:

  1. Bienvenido again.

    Ver en mi columna de blogs tu nueva entrada me ha producido una doble alegría: por una parte porque vuelves con una de estas entradas deliciosas, tan tuyas, y porque "Manon Lescaut" fue de las primeras lecturas "serias" de las que disfruté en mi adolescencia. Da la casualidad de que estaba en la biblioteca de mi padre, un personaje bastante errático en sus lecturas pero que acertaba con frecuencia. Imagino que lo primero que me atrajo de ella fue que era una edición argentina, lo cual implicaba que posiblemente estaba prohibida en España por entonces. En cada ciudad había al menos un librero que vendía ese tipo de ediciones, "debajo del mostrador": la edición de "El Capital" que tenía mi padre, por poner un ejemplo, era también argentina, también comprada en esa librería. Como es lógico suponer, el librero en cuestión era confidente; pero gracias a él se podían encontrar unas cuantas obras impensables aquí.

    He leído al menos tres o cuatro veces este libro, y me pasa lo que a ti: con cada lectura va cambiando un poco la perspectiva que se tiene sobre los protagonistas. De todos modos, y aun admitiendo que pueda haber un pequeño componente moralista (lo cual no sería tan extraño teniendo en cuenta la época), sí se percibe que el propio autor siente simpatía por los protagonistas (tal vez un poso de misericordia, por sus antecedentes religiosos, o piedad, o llámalo como quieras). Y eso siempre es atractivo. Totalmente de acuerdo: ha envejecido muy bien.

    Saludos mil.

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    1. Te agradezco especialmente el comentario, Rick, porque esta novela también te ha acompañado a ti, y desde muy pronto. Por lo que dices, tu padre debía atesorar libros interesantes en su biblioteca, y si conservas alguno, preservas de paso un recuerdo más de él, lo cual vale mucho, aparte del valor que puedan tener los libros en sí.

      Y esos libreros expertos y confidentes, me temo, han desaparecido o están en vías de extinción. Yo he podido conocer alguno, pero siempre es una pérdida ir viendo cómo algunas de las mejores librerías de cada ciudad, de las de antes, terminan cerrando, dejándonos en su lugar lugares asépticos como La Casa del Libro o Fnac, que, con todos mis respetos a sus trabajadores, no están gestionados por bibliófilos y adecuan su material a las ventas y la modas de turno.

      El hecho de que 'Manon Lescaut' de pie a lecturas diferentes según el momento en que se lea y la propia vivencia del lector lo convierte en una joya, sin duda, un clásico en el más sencillo sentido de la palabra.

      Saúde.

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  2. Un placer volver a leer uno de tus artículos. Yo lo leí hace mucho, me queda el recuerdo de dos amantes poseídos por la pasión y Manón que se aprovechaba de la situación de estar con alguien de clase superior, pero supongo que vuelva a leer le encontraría más matices.
    La ópera de Puccini es muy recomendable, captar muy bien la pasión de la pareja

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    1. Gracias, Chafardero. Publiqué otra reseña de este libro hace años y aún recuerdo que, en tu comentario, me recomendabas la ópera de Puccini. Seguí tu consejo y vi parte de ella a través de Youtube; seguro que merece la pena, pero la ópera es un género en el que no me he metido nunca ni he ido nunca a ninguna representación. En el futuro, quién sabe, pero de momento no me atrae.

      Saludos.

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  3. La verdad es que de esta novela no sabía nada, salvo como comenta CHAFARDERO por la ópera de Puccini y la otra y anterior, de Massenet, ambas tituladas como la novela, Manon Lescaut, en la ópera de Puccini, manon es una joven a la que cuando su padre la iba a ingresar en un convento, la ve Des Grieux y se enamora de ella, la convence para escaparse juntos a París donde le abandona por su pobreza, aunque en la ópera esto se obvia y directamente se la ve viviendo con un rico anciano, pero ella a pesar de su lujos, se aburre con el anciano y echa de menos a Des Grieux, el hermano de ella le dice donde está, se presenta y aunque él parece resistirse, cae de nuevo haciando uso de sus encantos y abandona al anciano, llevándose las joyas, pero este la denuncia es apresada y condenada a ser deportada, finalmente Des Grieux la acompaña y no recuerdo bien, pero creo que se escapan y en una especie de desierto ella muere deshidratada en los brazos de Des Grieux , fin. En la ópera de Massenet , comienza la historia diferente en una posada se encuentran un viejo libertino con unas actrices y el primo de Manon cuando ella iba camino del convento, al verla el viejo libertino intenta seducirla, pero su primo a pesar de que ella se ve atraída por el lujo de las actrices, la convence de que no se vaya con él, ahí la ve Des Grieux, se enamora de ella, se escapan a París pero también le abandona, sólo que aquí él se mete en un convento o algo parecido y ella se zambulle en la vida mundana, de nuevo se vuelven a encontrar, él a pesar de los ruegos de su padre cae otra vez rendido de amor por ella, entabla una partida con el rico rodeado de mujeres al que le gana una y otra vez, pero entonces este le acusa de hacer trampas a ella de ser una disoluta …el resto es parecido. Ambas óperas preciosas y Manom creo que simboliza el intento de ser libre de una mujer en el siglo XVIII a su manera y en medio de las circunstancias de la época, Des Grieux, un pobrecillo infeliz : ) Gracias, como ellos y tal cual te he dicho en la otra entada, feliz de volver a leerte!!

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    1. Hola, María. Como le he escrito a Chafardero, no conozco las versiones operísticas de 'Manon Lescaut'. Solo por lo que te leo, sendos autores hicieron lecturas distintas de la obra original, música aparte, quedándose más con unas escenas o con otras. En lo que no coincido es en lo último que dices, ese sentido principal de la obra como el ''intento de una mujer de ser libre en medio de las circunstancias de su época''. En otras obras de su tiempo sí puedo ver mejor esa como la lectura principal. Y sin descartar tampoco esa lectura (porque ya digo que la obra tiene varias posibles), para mí el peso está en las consecuencias de la pasión de Des Grieux y la propia relación de ambos amantes, que hoy se consideraría una relación ''tóxica'', por usar el término de moda. Pero incluso siendo una relación tan problemática, uno puede empatizar con ambos, con la caprichosa Manon, esa primeriza ''femme fatale'', y con el pobre Des Grieux.

      Saludos.

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  4. En primer lugar, y como ya han dicho los comentaristas que me preceden, me alegra mucho tu regreso, aunque seguro que ya lo sabes.

    En cuanto a la obra que comentas, me ocurre como otras veces, y me ocurrió en particular con Caleb Williams: tengo una edición (la de Cátedra también, supongo que será la única disponible) desde hace mucho tiempo pero nunca le había llegado el momento de que la leyera. Ahora sí, la tengo ya en mi montoncito de próximas lecturas, porque, como la otra vez, tu análisis me ha motivado mucho.

    Parece que la obra tiene todas esas características que convierten a los clásicos en lo que son y que a mí tanto me atraen: diferentes posibilidades de lecturas, según el momento de cada cual; diversas capas de interés (literario por supuesto, pero también social, psicológico, histórico...); personajes profundos, conflictivos, carnales...

    En fin, como digo, una vez más tu visión de una obra me ha infundido ganas de leerla, cosa que te agradezco, porque ya vislumbro los grandes momentos de lectura que me aguardan ;)

    Saludos!

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    1. Te agradezco el comentario, Ángeles, eres muy amable.

      Me identifico plenamente con lo que te ocurre a ti con los libros acumulados, porque a mí me pasa igual, y no supone ningún problema. A veces no podemos resistir la tentación, otras lo hacemos por precaución, por si una edición que nos gusta termina descatalogada, y otras pensando en rellenar un hueco en esa lista de futuras lecturas que tenemos. Estoy seguro de que disfrutarás con ''Manon Lescaut'' cuando lo leas, y como siempre me interesa tu opinión, ya me comentarás.

      Ya que lo mencionas, decir que, además de la edición de Cátedra que ambos tenemos (como digo en la entrada, es muy buena la introducción de Javier del Prado) Siruela sacó otra traducida nada menos que por Mauro Armiño, lo cual son palabras mayores.

      Gracias a ti por escribir. Y es verdad que siempre es un placer atisbar las lecturas que aguardan en el horizonte.

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  5. Pues leída la novela, vengo a dejarte mis impresiones. Para empezar por lo fácil, diré que me ha gustado mucho, aunque hacia el final me resultó en algunos momentos un poco repetitiva. Pero nunca como para abandonar la lectura, desde luego.
    Lo que más me ha impresionado es el extraordinario retrato psicológico de la bella Manon, esa "manipuladora antojadiza" que dices tú, y que me parece un ejemplo de narcisismo patológico de primera categoría. Y el pobre muchacho, un empático patológico también, al que tú defines muy bien en esta entrada. Creo que entre ellos hay una relación de codependencia que podría servir de ejemplo en los modernos estudios psicológicos.

    Por lo demás, la historia resulta interesantísima, una lectura ágil, llena de peripecias y con una estructura y un estilo muy modernos, y un final conmovedor.

    En fin, creo que todo lo que puedo decir sería prácticamente repetir lo que ya señalas tú.

    Una vez más, tus reseñas resultan muy motivadoras, así que gracias por presentarnos estos clásicazos de forma tan atrayente.

    Un saludo.

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    1. Me alegro de que te haya gustado, Ángeles, y de nuevo te agradezco la amabilidad de tu comentario.

      Coincido contigo en que Prévost realizó un retrato psicológico impresionante de los dos protagonistas, más aún si tenemos en cuenta lo temprano de esta obra, por lo demás tan adelantada. Manon bien puede causar antipatía en el lector, por su carácter caprichoso, manipulador y, en resumidas cuentas, narcisista, como defines muy bien, o bien puede el lector ver en ella el objeto de deseo, reconocer en ella a esa mujer que en su día sufrió de una manera similar, aunque sin las consecuencias novelescas que pinta Prévost, por fortuna.

      Además de esto, ambos protagonistas son en todo verosímiles. Aunque de ningún modo puede simplificarse ni reducirse a ello (estamos muy lejos de las futuras premisas del naturalismo), el carácter de Manon es también el producto de su tiempo, su género y su clase social.

      Y el abordaje que realizó Prévost de la obsesión amorosa me parece muy atinado. Es uno de los mejores ejemplos de lo que para mi hace tan atrayente la literatura de aquel siglo: ser testigos del descubrimiento de la sensibilidad.

      Un saludo.

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