viernes, 8 de diciembre de 2023

Los viajes de Gulliver. Jonathan Swift

 
Las historias de Daniel Defoe triunfaron entre el público lector, pero, como dijimos anteriormente, este autor fue despreciado por cierta élite culta del momento, como la que conformó el Club Scriblerus. Pues bien, hoy invitamos de nuevo al blog a uno de los miembros más ilustres de dicho club. Ya hablamos de cómo Jonathan Swift había satirizado a la nueva ola de plumillas de Grub Street en ‘El cuento de una barrica' a comienzos de siglo. Cuando se publicó ‘Robinson Crusoe', Swift fue uno de los mayores detractores, y las razones iban más allá de su discrepancia con el estilo y la estructura formal de Defoe, alejada de los cánones clásicos: entre Defoe y Swift había un abismo ideológico. Irónicamente, el conde Robert Harley, eminente tory, se interesó por ambos con buen ojo pragmático, intuyendo el potencial de la propaganda empleada con fines políticos. 
El irlandés Jonathan Swift fue un escritor comprometido con su tiempo, y un personaje peculiar en sí mismo por la cantidad de disfraces que adoptó en sus escritos, de cara a defender las distintas causas en las que se vio envuelto, casi siempre desde la sátira. Si bien su ‘Cuento de una barrica’ es una obra difícilmente accesible al lector actual, su libro más famoso, en cambio, tiene resonancia atemporal. ‘Los viajes de Gulliver’ (1726) es una obra maestra que aún hoy sorprende por su alcance y profundidad.

Escritos desde el desánimo de saber que su carrera eclesiástica no tenía visos de prosperar, como anglicano apartado tanto por la mayoría religiosa de su país natal, como por la opresión inglesa en Irlanda, los Viajes son una sátira cáustica, de acerada misantropía y extraña modernidad, que pugna contra las ideas que protagonizarán su siglo: el optimismo de la razón ilustrada, el cosmopolitismo y la confianza en el progreso científico. Swift quiso burlarse de la máxima del homo rationalis para mostrar al ser humano en una cáscara de nuez: mezquino, problemático y absurdo. De paso, el autor se burla de la narrativa de viajes, tan abundante en su tiempo. 

La obra es, además, una sugerente fantasía relativista. Los dos primeros viajes conforman sendas alegorías visuales muy plásticas: viéndonos con la adecuada distancia, somos pequeñas figuras definidas, pero desde cerca lucimos groseras imperfecciones. Si eres grande y digno, te envidiarán, y si eres frágil y pequeño te aplastarán o te compadecerán, arrebatándote la dignidad. Los conflictos humanos parecen muy serios si los miramos con lupa, pero se nos representan ridículos si los observamos desde cierta altura. Ser gigante en un mundo de enanos resultará para Gulliver tan poco satisfactorio como ser enano en un mundo de gigantes.

En el tercer viaje, Swift satiriza la vanidad humana, desde los sistemas filosóficos hasta los héroes y la fantasmagórica historia de las naciones. Las alegorías se entremezclan: la isla flotante de Laputa representa la especulación sobrevolando el mundo real, pero también puede verse como Inglaterra aplastando a Irlanda. La estirpe de los struldbrugs me trae a la memoria a los inmortales de Borges, hasta el punto de que no dudo que el argentino se inspiró en Swift para el genial cuento que encabeza 'El Aleph'; por su parte, los houyhnhnms del cuarto viaje son el claro precedente de ‘El planeta de los simios’. El escritor entinta con rabia la parte final, donde la raza humana es humillada sin piedad bajo el juicio desapasionado de los impronunciables caballos, y a esas alturas el lector ya no sabe si Swift se está riendo o nos está maldiciendo a todos.

Es inevitable confrontar ‘Los viajes de Gulliver’ con ‘Robinson Crusoe’, así como Swift con Defoe. Ambos fueron contemporáneos y escribieron, paralelamente, dos de las obras literarias más importantes de su siglo, aunque hoy sean más conocidas por unas adaptaciones juveniles expurgadas del auténtico calado moral que supusieron en su tiempo. Desde la postura whig de Defoe, ‘Robinson Crusoe’ defiende un optimismo en el progreso basado en el individualismo capitalista; desde el punto de vista conservador y misántropo de Swift, ‘Los viajes de Gulliver’ reducen al absurdo esa confianza en la razón europea y miran con absoluto pesimismo a los ideales progresistas. Sin embargo, esto no deja de ser una simplificación, pues el autor irlandés no fue un reaccionario cerril: su firme crítica a la opresión y su burla de los fatuos que, en nombre de la ciencia, vendían humo amparados en el progreso, fueron una voz discordante que encontró espacio en su siglo. 

Las peripecias de Lemuel Gulliver fueron muy leídas. Así, por ejemplo, encontramos una influencia directa en el ‘Micromegas’ (1752) de Voltaire – otro anticipo de la ciencia-ficción -. Y antes de eso, cuando Samuel Johnson comenzó su actividad periodística como redactor de los debates parlamentarios, no pudiendo citar literalmente los nombres de los políticos implicados, vendía sus reportajes como textos oficiales del Parlamento de Lilliput. Imagino que Jonathan Swift se río con la broma.


Jonathan Swift, Los viajes de Gulliver. Penguin, 2016. 368 páginas. Obra original publicada en 1726.

El grueso de tu raza constituye, en su conjunto, la especie más maligna de odiosos y pequeños bichos a los que la naturaleza haya jamás permitido deslizarse por la superficie de la Tierra.

12 comentarios:


  1. Como no conozco la obra literaria ni de Defoe, ni de Swift solo esa parte de cuentos y películas, que como siempre de forma tan amena nos has ampliado, solo a través de eso puedo aproximarme a estos dos personajes. El Robinson Crusoe de Daniel Defoe, es el arquetipo de inglés que mediante el uso de la razón se adapta a la soledad para sobrevivir en ella como sujeto individual que sabe imponerse, seguramente como tú dices sembrando las bases del capitalismo, como hombre económico con el que triunfa el esfuerzo humano sobre la naturaleza creando un sistema racional y rentable y yo diría el colonialismo, conquistando o a las poblaciones indígenas. A su Viernes, lo civiliza y trata como un ser inferior, aunque con cariño, tras salvarlo de los caníbales. Además se nota ese tono moralista del hijo que desobedece la padre y sufre el castigo de la providencia con el naufragando y las fiebres que después, a partir de leer en la biblia un pasaje le hace recapacitar, reconocer su error y volver a creen en la Providencia, justo desde ese momento, la providencia se pone de su lado y todo parece irle mejor. Aunque casi te diría que aquí hasta podría verse que Defoe creyendo ser un puritano se convierte en utilitarista. Todo al servicio de la utilidad… El Gulliver de Swift, sin embargo es un migrante cuyas peripecias no las vive como castigo, si no como un aprendizaje en una especie de exilio entre voluntario y obligado, que pierde por completo su identidad frente a diferentes tipos de civilizaciones entre las que se va encontrando y que no dejan de ser parodias sobre la realidad histórica del momento, en Liliput, los constantes enfrentamientos entre la corona inglesa frente y la francesa, y a su vez los liliputienses divididos entre los de tacón alto (tories) y tacón bajo (whig), el rey lleva un zapato de cada ; ) en el país de los gigantes, Gulliver pasa a ser un ser insignificante, un animal curioso e inofensivo, en su viaje a la isla flotante hace una crítica al cientificismo, muy interesados en las mates pero no saben aplicarlas con sentido práctico, creo recordar que hay otra isla de magos donde conversa con filósofos y personajes históricos y por último el país de los caballos listos, que no lo había pensado, pero sí que es un claro antecedente del planeta de los simios, como una crítica al propio ser humano, los caballos no saben mentir, mientras que los humanos no saben razonar y tiene todos los defectos humanos y me parece recordar que aquí estaba tan a gusto que se hubiera quedado, al contrario que Crusoe que estaba deseando salir de su isla, Gulliver se hubiera quedado tan feliz a vivir en el país de los caballos ¿ o recuerdo mal? Es posible, porque todo lo que te he dicho es un patchwork de todos los recuerdos que tengo de estas dos historias a través de pelis y cuentos .Ya me dirás si me he aproximado a la realidad de las obras o... ni de lejos ; ) Mil gracias! ¿ recuperado ya de tu virus ? .. ojalá sí : )

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    1. Hola, María. Tu resumen es bueno y, desde luego, integra más que lo que puedan aportar las pelis y cuentos basados en estos dos libros. Las teorías utilitaristas son muy posteriores a los tiempos de Defoe, pero hay quien los ha relacionado precisamente por su fe en el capitalismo. La Biblia y el moralismo puritano ocupan un lugar muy importante en la historia de Robinson, y abundan las versiones acortadas del libro ''expurgadas'' de esos contenidos. Como he dicho en otra ocasión, eso no es el auténtico Robinson Crusoe, pero no tiene nada de malo, y así se adaptan a todo tipo de públicos.

      En cuanto a Gulliver, efectivamente es una historia muy distinta; propiamente no podríamos hablar de una novela, sino de una sátira, y como tal, el autor no pretendía engatusar al lector intentando hacerle verosímil nada de lo narrado. Recuerdas bien: el protagonista acaba volviendo a su tierra, pero nunca más estará a gusto entre sus iguales.

      Ya estoy recuperado del virus, aunque me ha dejado una tos persistente como secuela; nada demasiado molesto. Gracias a ti por el interés.

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  2. Nunca dejan de sorprenderme estas obras clásicas, por todas sus cualidades evidentes, pero sobre todo por su capacidad para resultar modernas al cabo de los siglos. Y eso se debe a que tratan temas esencialmente humanos, que no cambian por más tiempo que pase, ¿no te parece? Los asuntos que tratan siempre están vigentes (por triste que esto resulte en algunos casos), aunque el contexto, los datos concretos y la inspiración estén vinculados, lógicamente, a su época. Además de que los autores tienen una visión muy lúcida del ser humano y sus miserias.

    Otro interesante y atinado análisis por tu parte.

    Saludos!

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    1. Gracias, Ángeles. Muy de acuerdo contigo; estas obras clásicas consiguieron realmente el interés universal, pero algunas, como la que nos ocupa, además sorprenden al ser leídas hoy, por su clarividencia. Por eso nunca pasarán de moda. Tema aparte es que a algunos apasionados a la Historia nos guste bucear en esos detalles que nos permiten acercarnos a la época en la que fueron escritas, pero ese no es su principal valor.

      Saludos.

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    2. Por cierto, te dejo este relato de Coetzee, por si no lo conoces. Creo que te puede gustar: https://arteletrasusamartin.blogspot.com/2011/01/jm-coetzee-el-y-su-hombre.html

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    3. Ángeles, perdóname por tardar tanto en contestarte. De un tiempo a esta parte he estado con la cabeza en otra parte y ni he entrado en el blog. Acabo de leer el relato - por lo que parece fue el discurso de aceptación del Nóbel de Coetzee -, que no conocía, y me ha maravillado. Es más, me ha dado ganas de leer la novela ''Foe'', del mismo autor. Aparte de los temas tratados en torno a la identidad propia y la creación literaria, es todo un homenaje a Daniel Defoe y su universo: el año de la peste, las historias del diablo, los supervivientes...

      Muchas gracias por mostrármelo :)

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  3. Vaya, el bueno de Gulliver. Con esa novela tuve suerte, porque en Bachillerato me tocó un profesor de Literatura bastante competente, honrado y sobre todo, relativista "embozado", ya que en la hégira de Franco ese tipo de personajes estaba mal visto. Probablemente, como otros muchos de aquella época, su sitio estaba en la Universidad: solíamos fantasear con este tipo de profesores suponiendo que si estaban en un instituto de provincias era porque los habían purgado. De hecho tuve más de uno que realmente lo estaba.

    Ahora, leyendo esta magnifica entrada, me he acordado de él: lo que parecemos de lejos y lo que somos de cerca, la envidia del grande (o del poderoso, o del rico) y el desprecio al pequeño, al insignificante, a ese que, simplemente, consideramos por debajo de nosotros. Como si nosotros fuésemos algo. Hay mucha tristeza en el fondo de este tipo de reflexiones, pero una enorme categoría y lucidez describiendo el carácter humano.

    Incluso esa visión escéptica, negativa incluso, sobre algunos aspectos del progreso y los "vendedores de humo", los chamanes de la modernidad, tiene una base muy sólida, aunque no estemos totalmente de acuerdo con él. Me gustaría saber qué opinión tendría alguien como él sobre el asunto de la inteligencia artificial.

    En fin. Magistral, como siempre. Muchas gracias.

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    1. Me honras con tu comentario, al relacionar esta entrada con el recuerdo de ese profesor que describes. Ya imagino que, en aquel tiempo, habría algunos profesores excelentes de ese tipo que debían nadar en un mar de maestros mediocres, tanto por los métodos anquilosados como por la mediocridad de sus ideas; la mediocridad si tiene cabida en cualquier dictadura: si la unes a un poco de ambición, ya tenemos a otro catedrático de universidad de aquellos.

      Es muy buena toda tu reflexión sobre Swift, y me paro en tu último párrafo porque la pregunta está bien traída. No sabemos qué pensaría aquel autor de la inteligencia artificial, pero lo que es seguro es que una voz como la suya tendría algo que decir al respecto: para reír o para llorar; estemos del todo de acuerdo con él o no, es una voz siempre de interés.

      Gracias a ti por el comentario.

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  4. Pues yo tuve menos suerte, leí años ha una versión juvenil que hacía hincapié en el lado aventurero de la historia. Después me hice con la obra completa y la verdad, no pude con ella. El estilo se me hizo muy pesado, cuando tienes una idea hecha sobre una novela cambiar de punto de vista resulta difícil, al menos en este caso.

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    1. Eso pasa a veces, es verdad, Chafardero. En este caso a mí no me pasó, pero sí con otros. ''Los viajes...'' además no es una novela al uso porque, como sabes bien, pertenece en pleno derecho al género de la sátira, y Swift la escribió cuando aún no se había desarrollado la novela moderna inglesa, que rechazaba como historias populacheras.

      Agradezco tu comentario, siempre con voz propia y caiga quien caiga. Como debe ser.

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  5. Hola, Rodión, espero que estés bien. Se echa de menos tu presencia en la blogosfera.
    Un saludo.

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    1. Hola, Ángeles. Gracias por dejar este comentario y por tus buenos deseos. A ver si retomo pronto el blog. Un abrazo.

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