martes, 10 de noviembre de 2020

Tom Jones, de Henry Fielding

 
Ilustración de Thomas Rowlandson para una edición de Tom Jones. 1792.

El verismo se había impuesto en los primeros novelistas ingleses: era necesario vender las historias como reales para alejarse de los viejos romances y así ganarse al nuevo público. Defoe encubrió sus ficciones tras las narraciones de otros supuestos autores; Richardson intentó desaparecer como autor usando el formato epistolar. Fielding, sin embargo, se revolvió contra esta necesidad y se reivindicó como novelista, haciéndose además muy presente entre sus páginas. Volvemos a insistir en que aquel paso se dio recogiendo el guante de la invención española del siglo anterior, deuda de la que tanto Smollett como Fielding dejan constancia en sus escritos. 

‘La historia de Tom Jones, expósito’ (1749) es la obra mayor de Henry Fielding, un novelón que suele describirse como ‘arquitectónico’ por la planificación ordenada de la trama a través de sus dieciocho partes, cada una de las cuales es precedida por un capítulo que funciona a modo de minúsculo ensayo. Personalmente, aprecio esos injertos, pues sirven de interludios a la aventura. ¿De qué va la aventura? Nos cuenta la historia del héroe homónimo, un huérfano dejado al cuidado del señor Allworthy, propietario de una mansión rural y juez de paz de su territorio. Jones es educado junto con su hermanastro Blifil, hijo legítimo de la hermana de Allworthy, y en amistad con la que será a su vez la heroína y coprotagonista de la obra, Sophia Western, hija de otro señor rural vecino. La primera parte de la novela se ocupa de los años previos al nacimiento de Jones y de la formación de los personajes principales, que el narrador omnisciente se ocupa de darnos a conocer. Entonces se desencadena la trama picaresca: debido a los manejos del hermanastro, Jones es expulsado del hogar familiar, perdiendo con ello el honor y sus aspiraciones de conseguir casarse con Sophia.

Al igual que en ‘Las aventuras de Roderick Random’, Tom Jones es la historia de un viaje, en el que Jones deberá recuperar su honor perdido en la compañía de Partridge, personaje cómico que funciona a modo de fiel Sancho Panza y del que el lector, al menos hasta la parte final de la historia, pensará que se trata del padre natural de Tom Jones. Los parecidos con Roderick Random, publicado tan solo un año antes, llevaron a Smollett a acusar a Fielding de plagio, y es cierto que hay similitudes entre ambas historias. Además del paralelismo entre Strap y Partridge, así como las hilarantes escenas tabernarias que se suceden en el viaje, aquí los protagonistas proceden de buenas familias y no se envilecen en su viaje por el mundo, conservando así la simpatía del lector; esto marca una diferencia fundamental con las obras maestras del Siglo de Oro español, que muestran un desengaño con la realidad del que nadie escapa del todo. Sin embargo, las diferencias entre las dos novelas son notables. Las aventuras de Jones no carecen de comicidad violenta y disparatados enredos, contados con mucho humor, pero muestran un mundo menos crudo que el que nos ofrece Smollett. Aunque eso son meros detalles frente a lo que de verdad los diferencia: la ya mencionada voz de Fielding se impone de tal modo - dirigiéndose directamente al lector - que consigue dar entidad a sus personajes, cualidad de la que carecían los planos figurantes de Smollett. 

En cuanto a la muy comentada influencia cervantina en Fielding, esta se hace notar sobre todo en los dos planos del viaje de Jones: por un lado, el ideal, que mantiene al héroe coherente con su condición de caballero y fiel enamorado de su dama; por otro lado, sus aventuras picarescas en el mundo real y sus varios tropiezos y escarceos sexuales. Jones es noble, honrado y bueno, desde luego, pero también alegre y algo disoluto. Hay que intentar situarse en la época en que la novela fue publicada para comprender cómo esos tropiezos, que a nuestros ojos son simpáticos y humanizan al héroe, pudieron escandalizar tanto a aquellos críticos que consideraron a la novela poco edificante. No deja de hacerme gracia que el puritano Richardson condenara la novela de Fielding por indecente, pues la obra de aquel, aunque aparentemente más recatada, encierra un tono más turbio. 

El cierre de Tom Jones, en sintonía con el carácter de Fielding, es luminoso y optimista. Se desenredan los enredos y gana el caballero ideal frente al pícaro; esto lo aleja no solo de la picaresca española, sino también del Quijote. Y es que, estilos aparte, tanto Smollett como Fielding fueron, en lo esencial, malos alumnos de Cervantes. 


Henry Fielding, Tom Jones. Cátedra, 1997. Edición de Fernando Galván. 1214 páginas. Obra original publicada en 1749.

…prometo solemnemente que pese al gran afecto que como es de suponer sentimos por este bellaco, al que desafortunadamente hemos convertido en nuestro héroe, no le vamos a prestar ninguna de esas ayudas sobrenaturales cuya dispensación nos ha sido confiada con la condición de que las utilicemos solo en ocasiones muy importantes (...) porque preferimos contar que fue ahorcado en Tyburn (cosa que es muy probable que suceda), a traicionar nuestra integridad o escandalizar la fe del lector.

4 comentarios:

  1. Según comentas, el protagonismo de Fielding como narrador quizás le acerca al tono de Cervantes, aunque este no sea del todo consciente de su poder omnisciente y muchas veces se mantenga como mero contador de historias.
    Saludos

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    1. Yo, en cambio, creo que la voz de Cervantes en el Quijote es ya moderna y compleja, con un juego vivo entre distintos narradores. Es que el Quijote son palabras mayores...

      El estilo de Fielding, creado más de cien años después y ya con unos antecedentes estudiados (literatura picaresca, supongo que también pedagógica, etc.), fue muy consciente de sí mismo e innovó en Inglaterra. Aunque diría que la influencia de Cervantes en Tom Jones se ve aún más directamente en la trama y el sentido de la historia: el viaje de los dos personajes, el idealismo enfrentado a la realidad, el humor....

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  2. Hola. Por lo que veo, este blog está dedicado a la literatura británica. No sé por qué no he dado antes con él, pero ya no se me escapa.

    Saludos.

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    1. Bienvenida, Ángeles. Yo no diría tanto... No son más que simples reseñas personales de lecturas y relecturas más o menos recientes, aunque alguna la he recuperado de mi blog anterior. Aquí estoy intentando respetar un orden cronológico, pero ya veré hasta dónde lo mantengo. No pretendo sentar cátedra y vuestros comentarios siempre podrán aportar algo distinto, cosa de agradecer. Saludos.

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